Faustina sabía lo de la muerte, había visto animales duros, frios y con los ojos abiertos. Sacudió la cabeza para borrar esa imagen...y se puso a llorar. Lloraba por todo. Por la abuela, por su sueño perdido..y por que todo parecía imposible de arreglar.
Padre tardó dos días en volver. Eso le dió tiempo para comprobar cómo serían los días sin escuela. Andaba como alma en pena. Además pensaba que a Pancha no le iba a gustar nada dejar de ir a la escuela. Le encantaba!! Ella veía los ojitos de Pancha entrecerrados cuando los chicos la acariciaban y desde la ventana del aula (como decía la maestra) veía sus largas orejotas salir en medio del pasto alto mientras ellos daban clase.
Cuando madre le dijo, ahí viene padre...salió como si alguien la empujara...llena de preguntas y de sollozos. Y ahí vió al padre sobre Pancha y atada a la montura, otra mula que le pareció conocida. Era la de la abuela!!
Se llenó de felicidad, como nunca en su corta vida...y mientras abrazaba al padre, pensó, tenía razón
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