lunes, septiembre 21

Flores en el cemento


Siempre se sentía inspirada por las flores, el verde, la naturaleza. Por algo había elegido nacer en Primavera.

No era el año nuevo, o su fecha de cumpleaños..no. A ella le surgían imágines cuando veía los primeros brotes de primavera. No siempre la primavera llega con buen tiempo...pero la naturaleza, a pesar de todo, logra su triunfo imponiendo brotes y cantos alados.

Sus imágines eran en realidad, trozos de su vida. Se iban encadenando para mostrarle, lo que a ella, hasta ese momento, le parecía una vida mediocre.

Como siempre hacía...se sentó en el borde de un cantero. Que era su forma de acercarse a las flores...culpa del cemento que la rodeaba.

Y se acurrucó en el principio de la niñez que recordaba...desde allí, se vio crecer ante la reprobación de su familia. Era la rara...la que nunca se acomodaba del todo a los demás. Hiciera lo que hiciera, parece que lo hacía mal. Su familia de clase media le reprobaba que fuera más feliz jugando a vivir cuentos imaginados con la hija del plomero, que era la vecina con la que mejor se llevaba, que jugando a las muñecas con la hija del doctor...que siempre estaba hecha una espuma con sus vestidos impecables y sus muñecas importadas igualitas a ella.

El caso, es que siguió siendo así a medida que pasaba el tiempo...Nunca estaba en el lugar indicado por las reglas.

Terminaron pensando que no tenía remedio y la trataban como si fuera medio "tontita".

Para demostrar que no, estudió y sacó muy buenas notas. Pero en cuanto terminó...decidió independizarse.

En esa época...la única manera de hacerlo...era casarse.

Su hermana mayor se había casado con un hombre de negocios. Su segunda hermana con un abogado. Eran el sueño de todo padre que se preciara.

Ella se casó, enamorada, para colmo, con un empleado de origen humilde que para peor, era profundamente honesto y nunca lograría subir de status por medio de malas mañas.

O sea que para los padres...un fracaso.

Las continuas diatribas de sus padres contra su marido, no hacían que dejara de quererlo. Pero con el tiempo llegaron a confundirla y hasta dejó de ir a las reuniones familiares por no oírlos.

La vida le dio , al fin, la razón. El hombre de negocios cometió un gran fraude que lo tuvo guardado en la sombra por un tiempo...y aunque con el pasar de los meses las cosas se fueron olvidando...nunca más se habló de el en familia.

Su segunda hermana...se supo que su doctorcito la hacía infiel con cualquiera...y además la castigaba física y psicológicamente, cada vez que intentaba decir algo.

Lo sentía tanto por ellas...que no había tenido en cuenta, hasta ahora, que ella era la más lograda.

Juan era el mejor hombre que hubiera podido elegir. Sus hijos, criados con cierta estrechez pero rodeados de amor...eran muy buenos y estaban estudiando y trabajando...mientras que sus sobrinos, seguían los pasos de sus padres.

Se sintió tan feliz al darse cuenta...que cantó una estrofa de su canción preferida, cosa que no se puede hacer en medio de la ciudad sin ser visto como bicho raro, y no le importó que hasta la aplaudieran con sorna.

Al fin comprendía...que la rara no era ella. Que el mundo es raro y los que no quieren adaptarse a eso...son más inteligentes...no "tontitos"

martes, septiembre 15


Miró a su alrededor. Estaba extasiada con lo que veía. No por desconocimiento...Era un lugar al que había entrado varias veces para curiosear. Es cierto. Es un lugar histórico en la no tan larga vida de Buenos Aires.

Hace más de 100 años, se inauguraba la Avenida de Mayo. Se hizo por una cuestión mas bien simbólica, pero práctica. Esta hermosa avenida que se realizó al estilo parisino de Haussman, según consta, une al Poder Ejecutivo con el Poder Legislativo. O sea La Casa de Gobierno, o Casa Rosada, con el edificio del Congreso de la Nación.

Ella estaba agradecida a don Torcuato de Alvear que la proyectó en 1883. Como siempre pasa en Buenos Aires...cada cosa que se hace, es largamente discutida por los contrarios a la idea...y llevó bastante tiempo terminarla. Se la llamó también...la Avenida de los Pleitos.

Para cuando se inauguró.....ya no se parecía al modelo parisino. Ese barrio estaba habitado por mayoría de españoles, quienes con sus zarzuelas y su espíritu la convirtieron en algo muy distinto.

Los hoteles que antes estaban por los alrededores de la plaza de mayo...fueron llenando la otrora lujosa avenida. Era lugar obligado de bares, algunos aún están, en donde se reunían políticos, escritores, y bohemios , tanto argentinos como españoles, en "peñas" , así les decían , donde se discutía acaloradamente...y muchas veces se terminaba en grandes peleas.

Todo esto, hacía que ella amara, mucho en verdad, esta avenida que todavía es muy hermosa. Y allí estaba este lugar. Sabía desde siempre que allí había funcionado Radio Stentor, que tenía fama de ser la de mejor programación en esa época, que ahí se habían hospedado los más importantes visitantes de España. Garcia Lorca, que estuvo 5 meses, Lola Flores, Carmen Amaya...etc.

Era el Hotel Castelar. Cuidadosamente conservado.

Se sentó junto a un espejo. Pidió algo, sólo para sacarse de encima cuanto antes a la camarera...cerró los ojos, respiró hondo...y esperó. Esperó ansiosa pero pacientemente, que alguno de los que estuvieron bajo ese techo, quizá mirándose en ese mismo espejo...se sentara con ella.

lunes, septiembre 7

Nueva casa


Es acá, dijo mamá señalando una puerta. Es nuestra nueva casa. La miramos sorprendidos, me contaba Marcela, ya que veníamos de vivir en un pequeño departamento. Al abrirse la puerta, vimos un largo pasillo. Casi al final del mismo, sobre un costado, otra puerta...y...la casa. Nos pareció enorme. Sobre todo por que aún no habían llegado los muebles y nuestras cosas. Corríamos de un lado al otro investigando. Un patio grande, las habitaciones, un vestíbulo que daba a una gran cocina y a ...otro patio mas pequeño..y terraza!

Pero el colmo fue cuando mamá nos llevó al fondo del pasillo. Marcela se reía...nos quedamos estáticos! Había árboles, flores aquí y allá, todo medio salvaje. Como si hubiera estado esperándonos.

Al día siguiente, ya instalados, fuimos a explorar nuestro nuevo mundo. Todo era asombro, porque nuestro contacto con la tierra y sus frutos se limitaba al pequeño jardín de los abuelos. Salvo alguna visita a algún parque, pero este ...era nuestro!

Pronto conocimos a nuestros vecinos. De un lado, separados por una cerca, dos niños de nuestra edad, con los que charlábamos y jugábamos. Del otro lado una pared hasta el fondo, no dejaba ver nada.

Para mi hermanito y yo, era el paraíso. Subir a los árboles, armar casas con piedras...cortar flores para mamá.

Estábamos cerca de un estadio de futbol. Papá nos explicó que cuando hubiera partido, escucharíamos los cantos de los fanáticos. Y era verdad. Desde la terraza parecía que estábamos en la cancha.

Un día mi hermanito encontró un tesoro. Como tres docenas de huevos que varias gallinas, pasando por un imperceptible agujero que había en el frondoso cerco, habían dejado en nuestro terreno!

Su alegría y asombro lo hicieron llamar a mamá a los gritos. Nunca más vimos un huevo. El dueño de las gallinas...debió encerrarlas.

Después de nuestras risas, Marcela me contó que un día se apareció por sobre la pared la cabeza de un niño. Nos dijo que se llamaba Alberto...y nos mostró las figuras que hacía con sus moldes y plomo fundido. También nos dijo que no lo dejaban salir, ni recibía visitas.

Pobre Alberto! Nos pedía que le contáramos a que jugábamos y moría por estar con nosotros, a pesar de que era un poco más grande de edad.

La única vez que pudimos ver su casa fué desde un árbol al que trepamos. Era un parque como los de verdad! Con senderos de piedras rojas y la casa tenía grandes columnas blancas!

Nos dió tanta pena...ahí solito, sin poder jugar...

Ahora cuando lo recuerdo, no puedo comprender cómo sus padres le tenían más miedo a que tratara con niños...que a su trato con el fuego y el plomo...

O sí! A lo mejor se convirtió en un militar! Uno de esos....represores...

Se le ensombreció la mirada...dijo, que feo! Espero que no te toque nada así cuando te mudes mañana.