domingo, septiembre 28

Cumpleaños


Ayer me festejaron mi cumpleaños. Me agasajaron amigos y parientes. Mis nietos, tres de ellos músicos, me dieron un pequeño concierto y fue una noche inolvidable. Digamos que un premio a tanta lucha y padecimiento. Lo que queda claro, es que sentirse rodeado de tanto amor...compensa cualquier dolor...por duro que sea. Esta muestra de cariño que vengo recibiendo durante toda la semana y que por momentos, hasta me pareció demasiado. Si es que lo merezco...bienvenido. Pero si no...tengo mucho que hacer para retribuirlo.
Me siento reconfortada y fuerte para seguir. Feliz y plena. Animada para enfrentarme contra todo. Es el milagro de la ternura. El remedio para todos los males.
Estoy llena de agradecimiento. A los que pudieron estar conmigo. A los que no, pero me hicieron llegar sus buenos deseos. A los que ya no están...pero viven en mi. A todos los que contribuyen de una u otra manera a mi estado de gracia actual.
Los quiero. Los llevo por todas partes en un fuerte abrazo apretado y continuo.
Gracias...gracias.

domingo, septiembre 14

Retoños del pasado




Ella esperaba ansiosamente

que crecieran sus sus ramas hacia el cielo,

verdes.

Pero se fue,

muy lejos en el tiempo.

Ahora

sus sueños la sientan

bajo el viejo pino que fue

mientras mira al vecino sauce ausente

que se hamaca mansamente

y escucha las melodías de las voces familiares

mezcladas con el viento...

y ve pasar las sombras de sus perros...

jueves, septiembre 11

La maestra


Se levantó, tempranísimo...como todos los días. En realidad podía dormir un poco más los domingos...pero estaba tan acostumbrada, que seguía despertándose a la misma hora. Al pasar para la cocinita, muy humilde pero alegre y limpia, miró el almanaque y vio el día esperado...el del maestro!
Estaba preparando una sorpresa para festejar ese día con los chicos. A ellos había que festejar por venir todos los días, hiciera el tiempo que hiciera, a sus clases. Algunos tenían un caballito, algún pariente que los dejaba de paso. Un grupo se había fabricado un carrito que arrastraban los más grandes para llevar a los más pequeños y llegar más rápido. La mayoría...caminaban a través de caminos muy difíciles y escarpados.
Estaba sola en esa escuelita. Muchas veces sentía que Dios se había olvidado de ella. Pero en cuanto llegaban los chicos.....Todo era bullicio y se sentía en el cielo.
Los chicos fantaseaban con que fuera a visitarlos. Querían que conociera a sus padres. No podía claro, no tenía ningún medio de transporte y tampoco la fuerza y la edad para hacerlo caminando.
Ahora en este día, quería hacerle una fiesta a sus "hijos postizos". Había estudiado para ser maestra...y no existen los maestros sin alumnos!
Aprovechó la ausencia de los chicos...para preparar todo. Tortas, platos especiales. Por supuesto utilizó lo poco que quedaba de su sueldo para comprar en un mercadito, no tan cercano, lo que pudo encontrar.
Cuando llegó el 11 de septiembre, el día del maestro, sacó de su dormitorio-escondite el festín preparado...y lo llevó a el salón de clase-dormitorio-comedor.
Así eran las cosas, ya que los niños se quedaban de lunes a viernes y a veces más, en la escuela y ella era la maestra-madre-enfermera y lo que hiciera falta!
Sus sueldos eran malos y atrasados... Pero era lo que había elegido y para su gusto...se sentía completa y feliz.
Cuando vieron la comida, los chicos aplaudieron y sólo ahí...notó que ninguno le había traído un regalo. Es decir lo que hacían siempre. Manualidades fabricadas por ellos o algún dulce o pan hecho por sus madres.
Pensó que habían olvidado el día.....y de pronto...un griterio que salía de todas las gargantas y muchas manitos que señalaban el terreno que llamaban patio...la sobresaltó. Corrió para ver, y se encontró con varios padres, esos hombres curtidos y trabajadores, alrededor de un pequeño carruaje hecho por ellos y tirado por una hermosa mula, con un gran moño. Un cartel pintado por los niños...decía :Feliz día del maestro!
Entre lágrimas de alegría y abrazos a los niños ...pensó que eso era lo único que le faltaba...para poder visitarlos y conocer a sus padres...
Fué su mejor premio a toda su carrera de maestra de alma.

lunes, septiembre 1

Radio por la noche


Desde que a los diez u once años, escuchó por radio una voz que dialogaba con gente que llamaba por teléfono...supo que era eso lo que quería hacer cuando fuera grande.


Lo había impresionado con que ansiedad y entusiasmo los oyentes contaban sus intimidades y su vida, esperando que esta voz los llevara a buen puerto. Era como si hablaran con un buen padre o amigo, que los escuchaba como si todos los problemas enunciados fueran muy importantes y a la vez, conociera todas las soluciones.


No pensó nunca en la televisión. Sabía que el anonimato era la clave. Era mejor que hablar con un confesor o un sicólogo, ya que estas personas podían conocer su identidad...en cambio al locutor no le importaba quien hablaba...si no el problema a resolver...o el consejo a dar.


Era como sentirse un poco...poderoso, como un oráculo.


No paró hasta conseguir un espacio en una emisora. Con grandes ilusiones y bastante preparación como para no quedar mal parado, comenzó su programa.


Al principio, no se dio cuenta que como trabajaba durante la noche, se iba quedando sin amigos. De día dormía y de noche...no estaba visible.


Se le pasaban las horas de audición...volando. Bueno, los primeros tiempos. Pronto notó que casi todos tenían problemas parecidos. Ya no le daba tanta importancia a las voces...si no a las situaciones. Mentalmente las clasificaba. Casos de problemas de pareja, de convivencia en el lugar de trabajo, gente tímida...falta de dinero para el sustento...y algunos solitarios que se sentían acompañados por su atención.


Con los meses...aprendió que muchos llamaban varias veces y jugaba a detectarlos. No sos Juan? preguntaba...claro, lo ayudaba recordar también, cual era el tema en cuestión. Se olvidaba de su soledad tratando a la gente como conocida, pero en el fondo, comenzó a extrañar no tener una pareja, salidas con amigos...


En un momento dado...una voz femenina comenzó a hablarle todos los días. Le costó identificarla. Ella cambiaba de nombre...y hasta de tema!


Poco a poco la fue conociendo...pasó a esperarla...y luego a enamorarse de esa pequeña luz en la oscuridad del estudio solitario.


Por más que intentaba saber quién era, preguntarle algo que lo acercara...ella se arreglaba para escaparse o cambiar de tema...y hasta para cortar el teléfono fingiendo que alguien escuchaba.


Cuando había llegado casi a la desesperación...y con pocas esperanzas de encontrar a su amada invisible, salió un día de su casa más temprano que de costumbre para hacer unos trámites. En el pasillo de entrada se cruzó con una mujer muy bonita, que después supo era su vecina de enfrente. Cuando ella lo saludó con una sonrisa elocuente...tuvo que apoyarse en la pared...para disimular.


Adivinen de quién era la voz? Si, era la lucecita que a no ser por la radio...nunca hubiera encontrado.