...Por que la verdad, es difícil de explicar. Cambia para cada uno a su manera. Está claro!, le dije, mi verdad no tiene nada que ver con la tuya.
Estos cambios de parecer, venían repitiéndose desde el principio.
Carla era ...no podía decir...amiga. Una conocida de la juventud que un día de mucho calor, se me había aparecido en casa con una valija, pidiéndome que la "aguantara" unos días. Según ella...se había peleado con sus padres. Aunque, en otro momento, también me dijo que se habían separado.
No sé si a causa del sopor que me causaba la temperatura...o si no estaba en mis cabales...le dije que se quedara.
A partir de ese día...comenzaron las enumeraciones filosóficas acerca de la verdad. Estaba tan obsesiva con esto como para hacerme pensar que muy coherente no era.Todo lo evaluaba así...la verdad, es esta...por que lo otro no lo es.
Un día decidí ir a visitar a una familia amiga. En seguida se anotó para acompañarme. No me causaba gracia...pero, lo permití...quizá para no empezar otra vez con la filosofía de entrecasa.
Mientras hacía la fila para comprar los boletos del tren, le pedí que comprara unos emparedados y gaseosas. El viaje era largo. Le dí un billete grande, para tener cambio chico para el camino.
Volvió a los pocos minutos. Hablaba hasta por los codos de cualquier cosa. Como no me daba el vuelto...se lo pedí.
Me dijo muy suelta de cuerpo...que lo había perdido! Conté los pasos hasta el negocio donde había comprado...y no pasaban de veinte.
Como podes haber perdido un vuelto en unos pasos?...No sé, me dijo. Pero miraste por el suelo?...Si, bastante. No había tardado nada...así que...Contestó muy firme...es la verdad...si no me crees...
No dije nada...cuando llegamos a casa, tomé su valija, abrí la puerta y le señalé la calle. Te vas ya mismo!
Pero...como? Entonces no era verdad que eras mi amiga?...
Le dí un empujón y cerré la puerta. Juré no volverla a abrir mientras hiciera calor...no quería repetir tonterías.
Me puse a llorar, no sé bien por que...La verdad? Tenía ganas de gritar.