viernes, diciembre 28

Quien habla solo


Quien habla solo espera

hablar a Dios un día....

Antonio Machado


Una casa en el campo....de piedra. Un paisaje otoñal, soleado. Algunas lomas sembradas de tréboles. Al final de la casa un banco, también de piedra. Un anciano sentado. Me recuerda a alguien. Ya sé, es igual a la figura del pesebre de cuando era niña...Aquél hombre fumando su pipa, apoyado en un tronco, con el perro al lado.

Conversa con...nadie. Pero sus gestos, sus palabras, parecen tan entusiastas, que uno llega, si no a ver, a imaginarse a su interlocutor. Al parecer, hablan de una oveja...no discuten, pero ...casi. Es una tontería perder el tiempo en eso, por más importante que sea para ellos...

El lugar es hermoso, el día perfecto...un pequeño paraíso.

De pronto, una fuerza me arrastra. Es algo que surge como un rio de lava en mi interior. Sin poder hacer nada...me va alejando del lugar...

Me resisto. Intento asirme de lo que pasa rápidamente a mi alrededor. No logro parar la carrera. Me tiro al suelo. Araño la tierra. Pero no hay forma.

De pronto, decido que no quiero irme. Que ése lugar, es mi lugar....

Grito tan fuerte como puedo. Un grito largo y furioso.

Ahora estoy nuevamente a unos pasos del anciano. Ya no habla. Se vuelve hacia su compañero imaginario. Luego me mira, y dice...Tenía razón él, me dijo que usted...volvería.

miércoles, diciembre 26

Charla entre árboles


Dos viejos árboles en la Plaza de los dos Congresos, en Buenos Aires, estaban conversando. LLevan allí tanto tiempo, que tienen muchas historias para contarse. A pesar de lo que todos creen, no hablan sólo de lo que pasa a su alrededor. Ellos saben todo. Aunque están arraigados en un lugar, el viento, la lluvia y los pájaros, les traen noticias de todo el mundo.


A veces filosofan sobre cosas que escucharon, otras, sobre lo que vieron. Tienen mucha memoria y cuando alguien dice o piensa...si ellos hablaran...no se engaña en cuanto a sus recuerdos, pero sí en cuánto a que no hablan.


Esta vez vieron a una mujer mayor, sentada al sol con su pareja y cuando ella levantó la vista y los miró con cariño, se acordaron de haberla visto en un cochecito con sus padres, en el mismo lugar. A veces la perdían de vista por un tiempo...y volvían a verla con más años, por eso la reconocieron enseguida. Esta vez ella le dijo a su esposo, si estos árboles me recordaran en el cochecito...como me contaron mis padres, estarán diciendo...miren como envejeció!! El esposo se rió...pero nosotros no, porque era verdad!


Podemos contarles también todo lo que vivimos en esa plaza...a veces tranquila, con niños que pasan hacia la calesita. A veces alborotada por militantes de diversos partidos políticos, o por defensores de distintas causas. Otras con carpas levantadas en protesta..o para exposiciones.


Aburrirnos, no nos aburrimos. Pero en las tardes tranquilas, solemos conversar de cosas más profundas que la historia del lugar. Y creo, que si alguno se tomara la molestia de poner atención, nos escucharía. Algunas veces, los niños nos acarician, entonces les decimos algo...y ellos lo oyen. Tenemos la esperanza de que algún adulto crea lo que les cuentan sus hijos o sobrinos o nietos...Pero quién le dá importancia a las fantasías de las inocentes criaturas!!


martes, diciembre 18

Jubilación


Se recordaba trabajando desde chica. Había crecido en el campo y era normal que todos trabajaran en cuánto podían caminar. Por supuesto era de familia pobre. Cuando conoció al que sería su primer marido...creyó tocar el cielo con las manos. Aunque era mayor que ella, su educación y buenos modales, la enamoraron de inmediato. Se casó y tuvo dos hijos varones y cuando aún eran chicos, su marido enfermó y entonces salió nuevamente a trabajar. Era una tarea muy dura en una imprenta, que pensó, sería hasta que su marido mejorara. Esto no sucedió. Cuando quedó viuda, siguió trabajando. Siempre soñando con el momento en que pudiera dejar de hacerlo. Como sucede en la ficción...conoció a otro hombre que pensó sería su futuro de paz y descanso, pero este hombre, también enfermó. Karma que tienen algunas?

Cuando llegó su hora de jubilarse, al hacer los trámites, sus buenos patrones no habían aportado lo suficiente...siguió por tres años más.

Ahora si, ya está . Le faltan apenas unos días.

No ve la hora de salir a pasear, ir a mirar vidrieras, levantarse tarde. No tener por fin obligaciones...

Ayer la encontré en la calle. Me comentó que habló con el patrón para seguir un poco más.

Cuando la miré, tan asombrada que se me debió haber visto en la cara, me dijo...es que en casa entre mi esposo enfermo...y mi hijo que se divorció y se vino a vivir con sus dos hijos...no sé...me canso más...

jueves, diciembre 13


Estoy cansada. No sólo hoy, casi siempre. Me encanta salir a caminar, pero poco y volver enseguida. También me acerco en cuánto veo que mis amos cenan. Ellos siempre tienen algo para mi.

No siempre fué así. Yo era muy juguetona y hasta bastante brava, no crean. No aceptaba a cualquiera cerca de mis amos...

Me llevaban a todas partes. A esos lugares con agua, que al principio me asustaban un poco, pero después me encantaban. Ellos le decían mar. Dormíamos en una casa que no era como la nuestra, se movía con el viento...y a mi me gustaba por que podía escuchar todo lo que hacía la gente alrededor. Si...que lindo era! No me dejaban suelta...por lo que saben, no era confiable...una vez le mordí la cola a un hombre que vino con un palo a buscar papeles...No sé, así me dijeron, pero no me gustó verlo al lado de mis amos con eso en la mano.

También hacíamos largas caminatas. Ahora quiero ir, pero me dicen que no, que me canso. Y...si, es verdad.

Mis amos me dicen que si yo fuera ellos tendría 130 años...Me miman mucho, y sé que no quieren dejarme sola...si salen, en cuánto llegan, si yo no los oí, me llaman..no sé por que se ponen ansiosos.

Noto que me quieren ...si. Todo el día me hablan con cariño y me acarician. En cuanto no me siento del todo saludable, a veces me pasa, llaman al veterinario...y dale con los "remedios" que según dice mi ama, es por mi bien...Y debe ser, siempre me mejoro..

Bueno, después de un pequeño paseo alrededor de mi ama que está sentada mirando algo brillante, y haciendo unos ruiditos en algo sobre la mesa, me voy a acostar otra vez...Les dije que estoy cansada...Además, voy a aprovechar que la gata duerme...la quiero, hasta la beso de vez en cuando...pero siempre quiere jugar...y yo...ya no estoy para eso...




Daisy, es nuestra perrita...bastante parecida a esta que ilustra el spot. Tiene 18 años...muchos para cualquier animalito de su especie...y no queremos dejarla sola...aunque sabemos, que en cualquier momento nos dejará. En general, parece feliz. Así queremos que sea hasta que Dios la llame...por que no sé si sabrán que hay un Paraiso para los animalitos, cosa que ellos se merecen mucho más que nosotros...

martes, diciembre 11

Arbolito Navideño



Nuestra familia festejaba, desde siempre ,las navidades en la casa de una hermana de mamá. Era la misma casa donde habían festejado su casamiento, nuestros padres. Con lugar suficiente para albergar a toda la familia, y un enorme patio, era el lugar ideal para eso. Nuestra tia armaba un gran arbolito con frágiles figuras y con velas de verdad, y yo esperaba ansiosa, que ella después de las doce...me regalara uno de los pájaros que adornaba el árbol, cosa que hacía siempre.


Más tarde, cuando ya teníamos once o doce años, papá trajo una guirnalda importada de holanda, que simulaba pequeñas velas, y nos armaron un árbol.


Ese, sería el primero, cronológicamente. Pero el primero para nosotros, fué cuando teníamos catorce años mi hermano, y quince yo.


Teníamos una nueva vecina de nuestra edad, que tenía un lindo nacimiento (Belen, o pesebre, como quieran llamarlo) pero deseaba un árbol. Nosotros, no


teníamos nacimiento....pero sí un árbol con luces, que era una novedad para ella.


La solución, era lógica . Buscamos un lugar que nos gustara a los tres, y allí armamos el nuestro con pesebre. Hicimos en comunidad, adornos, con cáscaras de huevo, cajitas , etc, y las agregamos a los adornos que teníamos. Como para darle más personalidad. Después fuimos juntos a comprar pequeños regalos para toda la familia y tuvimos la más hermosa navidad que recuerde de nuestra juventud-infancia.


Cuando vinieron los hijos, y luego los nietos...siempre procuré que el espíritu navideño, acompañara nuestras fiestas. Aún hoy, pase lo que pase, armo el pesebre y el arbolito, y escucho villancicos...y cuando abro la caja de adornos...me encuentro con el viejo pesebre, sus figuras medio mutiladas y descascaradas, y el chino de cascarón de huevo...y vuelvo a escuchar nuestras risas felices.


lunes, diciembre 3

La anciana


La anciana pasaba su vida mirando por la puerta entreabierta. No había mucho para ver. Eran dos departamentos por piso. Sólo un pasillo corto los separaba.
Los vecinos, que eran muchachos jóvenes, la saludaban cuando entraban o salían. Un poco molestos a veces. Sentían como una vigilancia de parte de la anciana.
No era lo que ella quería. En realidad, habiendo tapiado algunas ventanas y colocado espesos cortinados en otras, no tenía otro mundo.
No siempre había sido así...Antes tuvo un marido. Casada ya de mayor con un primo hermano que quedó viudo, se puso en contra a la hija de él y a las sobrinas de ambos, por la herencia.
No es que hubiera mucho. Algunas joyitas, algunos manteles, cristalería, adornos y lámparas, que le iban desapareciendo cuando alguna de las sobrinas venía.
Vivía de su pequeña jubilación...que no le alcanzaba para mucho...por lo que algunas vecinas colaboraban con pequeñas ayudas, que se cobraban con muebles, espejos, en fin, cosas más voluminosas, que las sobrinas no podían llevar.
Eso sí...quedaba el departamento. Y todas, la hija y las otras, merodeaban como fieras en asecho esperando su muerte.
Mientras, seguía en su lugar...viendo pasar su estrecho mundito convertido en pasillo, sentada junto a la puerta.
Los vecinos no tenían nada en contra de ella. Era dulce y amable. Pero tampoco demostraban cariño o paciencia. Más bien les molestaba ese continuo espiar.
Una mañana no abrió la puerta.
Después dijeron que alguien había escuchado como un golpe la tarde anterior.
Al parecer, quizo subirse a algo...para colgar una cortina. Una de las sobrinas, la encontró en el piso del baño, muerta. La cortina nunca apareció en la escena. Tranquilizaron sus conciencias...pero la anciana, que tenía muchos años, no necesitaba más que una pequeña escalera, para dejarse llevar a otras alturas.