





Vivo en uno de los barrios mas antiguos de la ciudad de Buenos Aires. Monserrat, o Montserrat,como debería decirse ya que se llama así en honor a su parroquia, que fue construida en 1750 por el arquitecto Antonio Mansella, a pedido del chacarero catalan, Juan Pedro Sierra. Desde entonces, alberga una réplica de La Moreneta.
Veo cada día desde mis ventanas su hermosa cúpula.
Resulta, que nací a escasas cuadras de aquí...pero no fué hasta ahora, desde hace seis años, que volví a mis fuentes.
Estoy enamorada de esta zona...de sus edificios, sus cúpulas, que son como un paisaje dentro de otro más moderno, más actual.
Me siento como una turista caminando sus calles...y esto se refuerza ahora.
Casi no se oye hablar en castellano-argentino. Peruanos, bolivianos, uruguayos, paraguayos, chilenos y de otros países sud o centro americanos en menor medida, hubo siempre y están integrados a nuestra vida. Pero ahora no solo se oyen estos acentos o los europeos o los americanos del norte. Hay idiomas y vestimentas que no se pueden descifrar facilmente. Y los extranjeros parecen ser más que los que vivimos por aquí.
A mi siempre me alegró que fuéramos un país tan cosmopolita, donde cada uno de nosotros llevamos sangre de varios lugares del mundo. En este momento, ir a hacer las compras, significa viajar por otros países. Conversar y oír hablar en portugués, ingles, francés...una señora española me pregunta por el mejor dulce de leche, una estudiante canadiense por un aceite neutro y unas brasileras...por el aceite de oliva !!
O sea que ir al mercado, es dar la vuelta al mundo!
Bienvenidos todos. Perdón a los que no entiendo...espero haber acertado los gestos...y que hayan comprendido los mios.
Le dejo unas ilustraciones del barrio...a ver que les parece. Y seguiré contándoles de Buenos Aires...con el secreto deseo de que vengan y así poder conocerlos.