Cuando era joven, había leído que individuos que no tenían una enzima llamada tirosinasa, no producían melamina y aún siendo de raza negra...eran blancos. Le daba vergüenza recordarlo ahora. Estaba orgullosa de ser como era, de su raza que había llegado de África y que como su padre le decía en broma..".no tenemos que torturarnos al sol para estar tostados". Siempre fue estudiosa e inteligente y cuando le ofrecieron un trabajo en Noruega, en un pueblo llamado As, que no exigía hablar el idioma, era creativo y muy bien pago, decidió presentarse de inmediato. No tenía ya familia y un viaje a tan lejano lugar con nombre tan auspicioso, le pareció un regalo de Dios. No pensó en ningún momento en como sería vivir rodeada de extraños. Oyendo otro idioma, muy difícil, si, ni como haría para arreglarse.
La aventura le resultó bien y pronto se encontró trabajando en una hermosa oficina e instalada en una casita de ensueño con todas las comodidades. En pocos días notó que era la única persona de raza negra en todos los alrededores.
No podía decir que alguien la mirara mal o extrañada. Muy por el contrario, la trataban con cortesía y hasta con cariño. Pero nadie la invitaba a pasear, a su casa o a compartir una mesa en un café.
Llegó a sentirse muy sola. Se dedicó con afán a su trabajo, que le agradaba mucho, y se fue acostumbrando a esa tranquilidad del pueblo a los silencios y alegrías de sus compañeros, al idioma...y se quedó en su lugar.
Cada día esperaba algo...aunque no sabía que. Notaba que estaba sola, que no pasaba de charlas informales o de trabajo con sus conocidos y que a su vida le faltaba algo.
Llegó a pensar que ella era la racista, que construía murallas a su alrededor. Pero reconoció que todo era recíproco. Los rubios amigos tampoco buscaban más
familiaridad.
Un día decidió pasear por los alrededores. Tomó su auto y atravesó el pueblo. Cada vez que podía tomaba una ruta distinta, aunque no se atrevía a ir muy lejos.
Un buen día en una estación de servicio se encontró cara a cara y ante el asombro de ambos, con otra persona de su raza. Se echaron a reír al unísono. Hablaron de ser los lunares de ese lugar, la mancha de tinta en el blanco mantel. Se dieron los teléfonos y quedaron en encontrarse.
Ella esperaba que fuera cierto, que todo cambiara. Sus ojos habían descansado sobre el color del otro, sus risas sonaron en el mismo acorde, la vida había cambiado en un segundo. Después de todo no era cuestión de color, de raza...pero entonces...que era?...Sin pensarlo más, estaba agradecida de haber encontrado un referente, un...igual, nada más...después ya se vería.
6 comentarios:
Bienvenida, manitaquerí, qué lindo es reencontrar tus bellísimas historias en esta ventanita!
Hermana del corazón y la vida, nunca abandones tus "cuadritos del alma" que hacen mucha falta en este espacio.
Te quiero mucho, te abrazo fuerte, fuerte y adelante!
Besos-besos-besos!!!
Hasta luego!
No podía faltar, en realidad siempre lo espero, tu primer comentario...gracias por darme ánimo...ya volveré a la rutina. Yo también te quiero mucho y te extraño cuando no puedo dejar mensajes. La última vez se me borraron 3 comments y no me preguntes por que. Cosa 'e mandinga ha de ser. Besos y te sigo...aunque la cola del diablo-siber me obligue a maldecirlo!
Celebro este retorno de los relatos breves, hermosas postales escritas con precisión magistral y sencilla aunque explosiva belleza. Recupero el sabor de esas cosas pequeñas que me enseñaste a mirar con ese ojo que se esconde en el alma, y que hay que saber encontrar. También vuelve a tu casa este hijo pródigo, que en medio de tantos saltos, a fuerza de latir intensamente, siempre lleva tus palabras atadas al cuello, como un collar o un salvavidas, o una brújula quizás, que siempre me trae de regreso a tu recuerdo, a mi infancia, y este presente que te abraza siempre. Te quiero con el orgullo de saberte única e insuperable.
Señora, tienen una redacción exquisita, y una historia bien contada en forma amena e interesante que permite visualizar al personaje y su entorno.
No se tiene que ser racista para no encajar en algo, existe un misterio entre las personas que unen por afinidad. En lo personal, cuando encuentro personas de mi pueblo en otros sitios aunque nunca hayamos intimado en amistad, algo muy dentro brinca de alegría ya que existe un lazo que nos une por el hecho de ser de donde mismo, también me sucede con las personas del lugar donde tengo más de 30 años de vivir, cuando los encuentros en otros sitios aunque no les conozca es como si encontrara algo de mi misma. Por lo que me parece comprensible lo de su protagonista, que a mi parecer merece una continuación esta historia.
Saludos señora
Goliardo querido. Me haces ruborizar con tus palabras. Solo sé que he aprendido más de tu personita querida desde que naciste que de la vida misma. Es lo lindo de tener hijos como vos. Te quiero mucho. Ah! Vos también sos unico e irrepetible. Rompí el molde hace mucho. Besotes
Querida Celia. Fué un inesperado pero feliz acierto haberte encontrado. Fuí por tu blog y me deparó una agradable sorpresa. Gracias por tu comentario! Voy a ver si alguna vez...sigo con la historia. Gracias y hasta siempre.
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