Se levantó, tempranísimo...como todos los días. En realidad podía dormir un poco más los domingos...pero estaba tan acostumbrada, que seguía despertándose a la misma hora. Al pasar para la cocinita, muy humilde pero alegre y limpia, miró el almanaque y vio el día esperado...el del maestro!
Estaba preparando una sorpresa para festejar ese día con los chicos. A ellos había que festejar por venir todos los días, hiciera el tiempo que hiciera, a sus clases. Algunos tenían un caballito, algún pariente que los dejaba de paso. Un grupo se había fabricado un carrito que arrastraban los más grandes para llevar a los más pequeños y llegar más rápido. La mayoría...caminaban a través de caminos muy difíciles y escarpados.
Estaba sola en esa escuelita. Muchas veces sentía que Dios se había olvidado de ella. Pero en cuanto llegaban los chicos.....Todo era bullicio y se sentía en el cielo.
Los chicos fantaseaban con que fuera a visitarlos. Querían que conociera a sus padres. No podía claro, no tenía ningún medio de transporte y tampoco la fuerza y la edad para hacerlo caminando.
Ahora en este día, quería hacerle una fiesta a sus "hijos postizos". Había estudiado para ser maestra...y no existen los maestros sin alumnos!
Aprovechó la ausencia de los chicos...para preparar todo. Tortas, platos especiales. Por supuesto utilizó lo poco que quedaba de su sueldo para comprar en un mercadito, no tan cercano, lo que pudo encontrar.
Cuando llegó el 11 de septiembre, el día del maestro, sacó de su dormitorio-escondite el festín preparado...y lo llevó a el salón de clase-dormitorio-comedor.
Así eran las cosas, ya que los niños se quedaban de lunes a viernes y a veces más, en la escuela y ella era la maestra-madre-enfermera y lo que hiciera falta!
Sus sueldos eran malos y atrasados... Pero era lo que había elegido y para su gusto...se sentía completa y feliz.
Cuando vieron la comida, los chicos aplaudieron y sólo ahí...notó que ninguno le había traído un regalo. Es decir lo que hacían siempre. Manualidades fabricadas por ellos o algún dulce o pan hecho por sus madres.
Pensó que habían olvidado el día.....y de pronto...un griterio que salía de todas las gargantas y muchas manitos que señalaban el terreno que llamaban patio...la sobresaltó. Corrió para ver, y se encontró con varios padres, esos hombres curtidos y trabajadores, alrededor de un pequeño carruaje hecho por ellos y tirado por una hermosa mula, con un gran moño. Un cartel pintado por los niños...decía :Feliz día del maestro!
Entre lágrimas de alegría y abrazos a los niños ...pensó que eso era lo único que le faltaba...para poder visitarlos y conocer a sus padres...
Fué su mejor premio a toda su carrera de maestra de alma.
Estaba preparando una sorpresa para festejar ese día con los chicos. A ellos había que festejar por venir todos los días, hiciera el tiempo que hiciera, a sus clases. Algunos tenían un caballito, algún pariente que los dejaba de paso. Un grupo se había fabricado un carrito que arrastraban los más grandes para llevar a los más pequeños y llegar más rápido. La mayoría...caminaban a través de caminos muy difíciles y escarpados.
Estaba sola en esa escuelita. Muchas veces sentía que Dios se había olvidado de ella. Pero en cuanto llegaban los chicos.....Todo era bullicio y se sentía en el cielo.
Los chicos fantaseaban con que fuera a visitarlos. Querían que conociera a sus padres. No podía claro, no tenía ningún medio de transporte y tampoco la fuerza y la edad para hacerlo caminando.
Ahora en este día, quería hacerle una fiesta a sus "hijos postizos". Había estudiado para ser maestra...y no existen los maestros sin alumnos!
Aprovechó la ausencia de los chicos...para preparar todo. Tortas, platos especiales. Por supuesto utilizó lo poco que quedaba de su sueldo para comprar en un mercadito, no tan cercano, lo que pudo encontrar.
Cuando llegó el 11 de septiembre, el día del maestro, sacó de su dormitorio-escondite el festín preparado...y lo llevó a el salón de clase-dormitorio-comedor.
Así eran las cosas, ya que los niños se quedaban de lunes a viernes y a veces más, en la escuela y ella era la maestra-madre-enfermera y lo que hiciera falta!
Sus sueldos eran malos y atrasados... Pero era lo que había elegido y para su gusto...se sentía completa y feliz.
Cuando vieron la comida, los chicos aplaudieron y sólo ahí...notó que ninguno le había traído un regalo. Es decir lo que hacían siempre. Manualidades fabricadas por ellos o algún dulce o pan hecho por sus madres.
Pensó que habían olvidado el día.....y de pronto...un griterio que salía de todas las gargantas y muchas manitos que señalaban el terreno que llamaban patio...la sobresaltó. Corrió para ver, y se encontró con varios padres, esos hombres curtidos y trabajadores, alrededor de un pequeño carruaje hecho por ellos y tirado por una hermosa mula, con un gran moño. Un cartel pintado por los niños...decía :Feliz día del maestro!
Entre lágrimas de alegría y abrazos a los niños ...pensó que eso era lo único que le faltaba...para poder visitarlos y conocer a sus padres...
Fué su mejor premio a toda su carrera de maestra de alma.
12 comentarios:
Hermoso homenaje a las Rosarito Vera de la historia...maestras rurales, madres infinitas.
Abrazo a las y los que sostienen el mundo, los que contienen a los chicos golpeados por padres desempleados, dictaduras, paco y prepotencia. Un texto tan noble como su autora, mi hermanita-maestra, mi traductora de literatura inglesa (Tracy's Tiger...te acordas?)...
Sos "lo más", Alicia...muchas gracias
REL
Si manito...esos son los hombres y mujeres que admiro...LOS SERES HUMANOS, así con mayúscula. Olvidados, relegados...pero en la lucha continua. Me acuerdo de Tracy's Tiger...hace mucho que no hago nada de eso...Tendría que volver en cuanto pueda...Besos manito...y gracias a vos por guardar estos recuerdos.
Mi abrazo a estas personas y su esfuerzo...
MentesSueltas
Gracias mentessueltas...Hay muchos maestros así en Argentina y en el mundo...y yo los admiro. Gracias por tu visita. Un abrazo.
Hola Mi querida amiga!!!
Gran homenaje el tuyo a los maestros, al cual me uno en tu admiraciòn, hacìa ellos.
Deseando estes bien!!
Besos y muchos màs.
Hola Amanecer!! Que alegria tu visita! Homenaje muy pequeño a los maestros rurales...que se merecen todo nuestro respeto y cariño. Un beso querida amiga y te espero siempre...aunque a veces me tarde un poco para verte...
Gracias por regalarnos este hermoso relato. Sabés captar muy bien la escencia de este trabajo, que lo mejor que tiene es las personas, saber que estás tratando e influyendo en la vida de seres humanos que se están formando, descubrir su sensibilidad, lo que los mueve y conmueve, lo que los emociona, y también lo que los hace sufrir cuando buscan contención. Tu texto es un hermoso regalo ya que me permite recuperar, ahora que me estoy haciendo mala sangre corrigiendo, la esencia profunda de esta hermosa profesión. Te quiero mucho, primera maestra.
Querida amiga, que homenaje tan bonito a las maestras. Ahora que empieza el curso en España, me uno a todo eso que cuentas.
Espero y deseo que estes mejor, ánimo y aqui te espero con tus relatos que siempre me fascinan.
Un besito
Gracias Goliardo. Más quisiera yo poder enseñarte algo, que no sea solo a envejecer con dignidad y alegría. Siempre admiré y respeté a los maestros y Dios me premió dándome hijos como uestedes...y ahora nietos, que se dedican a la docencia. Son mi alegría, ya que también tuve alumnos algunas veces. Pero los alumnos...superan a los maestros, dicen, y yo lo creo. Un beso, Goliardo mio.
Paqui, amiga querida. Gracias por tu visita y tu interés en mi salud. Tengo mis días...pero no bajo la guardia. Eres maestra también? Somos familia de maestros y profesores! Bienvenida! Un beso y cariños.
Sin duda, el mejor regalo que pudieron hacerle.
Me encantó el relato y su ternura.
Besos
Querida Trini...llegué tarde, pero siempre esres bienvenida. Te leo siempre, aunque a veces no sé en cuál de tus hermosos blogs dejarte comments. Un beso y gracias por tu visita...nos vemos
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