miércoles, enero 30

No quiero...


No quiero cosas de ellos. Tengo lo mio. Una cajita de fósforos muy linda, de madera, para guardar mis monedas. Revistas, con lindas figuritas. No sé leer pero no importa, me sirven para dormir. Las pongo en el piso, y listo! Una campera. Me abriga bastante bien. Bueno, comida si me dan, acepto. No me gusta robar.

Mi familia? Por eso me escapé. Quiero verlos. Me dijo el policía que no puedo ir. Que son muchos hermanos, que mi papá está encerrado y que me convenía quedarme en ese asilo. Ahí, al menos me daban cama y comida.

No sé...se enojó. Dice que si me sigo escapando...que a lo mejor, me encierran peor. Le parece que hay algo más malo?. No, no me tratan mal, pero no me hablan. Bah! si, me hablan para decirme lo que tengo que hacer. Levantate, hacé la cama, lavate, comé. Cosas así...bueno, en casa tampoco me hablaban tanto, pero estaban mis hermanitos para jugar y había árboles y pasto. Que se yo, me gustaba más.

Que va a pasar? Y, me llevan de vuelta. Si, me aceptan. Pero cada vez se enojan más conmigo. No me dejan salir a jugar a la pelota, tengo que pasar el trapo al piso...

No importa. Cuando yo sea grande...voy a hacer lo que quiera. Sobre todo me voy a buscar una familia. Si no me quieren en mi casa...a lo mejor me quiere alguien. Yo como poco, y puedo ayudar a limpiar y si me enseñan...puedo hacer otras cosas. No, no va a ser lo mismo...pero algo es algo...no le parece?

lunes, enero 28

Lamentos de pájaro...


Desde hace unos días me llega un lamento. A distintas horas del día se oye algo que parece el grito lastimero de un niño, mezclado con un grito de animal torturado. El sonido es fuerte. Los primeros días me asusté. No viendo lo que producía ese sonido...no sabía a que atribuírlo. Con el tiempo, comprendí que era un pájaro. El sonido llegaba desde distintos lugares. Se movía por el aire, pasando de un lugar a otro. En esos momentos, el grito o canto, me entristeció. Parecía un lamento muy desgarrador. Lo extraño es que no se oía más que a ese pájaro...como si los demás se hubieran escapado, o tuvieran miedo de cantar.

Busqué con la vista la imagen del ave. Pero no lograba encontrarlo. Veía pájaros y palomas yendo de acá para allá, como ocupados en algo importante. Creo que logré divisar un pájaro grande no conocido, caminando por una terraza, antes de levantar vuelo. Era oscuro. Es todo lo que sé.

Ahora, parece que sus gritos son más suaves. Aunque permanece dando vueltas. Y por momentos se oyen más fuertes. Lo que me tranquiliza, es que los otros pájaros, comenzaron a cantar otra vez. No sé lo que significa. Si es que se acostumbraron al nuevo sonido, si comprobaron que este nuevo personaje no hacía daño, o si cansados de oírlo gritar solo, decidieron elevar sus voces para hacerse oir . Pero es un alivio...

jueves, enero 24

Tal vez...


Hace muchos años, él visitaba El Bolsón, hermoso lugar cerca de Bariloche, República Argentina. La casa estaba en la ladera de una montaña. Alrededor, bosque y matorrales...Cerca de la ventana de la casa principal...corria un arroyo que bajaba desde las alturas y cantaba una canción cristalina con perfume a tierra mojada, pasto, pinos y hierbas.No era un lugar para dejar, era de una perfección de postal para turistas o románticos.

Tal vez por esa curiosidad de investigar, dió unos pasos fuera del sendero...El perro de la casa, un perdiguero tan bueno que defendía a las liebres de los cazadores, se levantó y lo siguió. Feeling, que así se llamaba, no sabía hacia adonde iba ese hombre, pero tal vez, por que era un amigo de la casa, lo acompañó mansamente.

El hombre caminó...apartándose de los caminos marcados. Se metió por lugares desconocidos. Desde algunos escondrijos de las malezas, aparecían perros que saludaban a Feeling y después de seguirlos unos pasos, volvían a sus lugares..

Tal vez confiando en esta familiaridad de los animales, siguió caminando sin tomar recaudos para saber como volver. Sin darse cuenta de la hora, notó que iba cayendo el sol. Trató de retomar un sendero...pero se le desdibujaban.

No sabía donde estaba y no veía persona alguna para preguntar...tampoco casas o algo parecido...

Apuró el paso...ya preocupado, temiendo perderse si llegaba la noche. Pero caminaba sin rumbo. Tal vez...se estaba alejando.

Feeling lo seguía...tal vez pensando que el hombre sabía lo que hacía. Durante largo rato dieron vueltas...y empezó a desesperarse....A quién recurrir en esa soledad!!

En su temor, miró al perro y le dijo...estoy perdido, llevame a casa...el perro lo observaba como queriendo entender. Por favor, ayudame...Feeling seguía intentando comprender...

De pronto recordó que los dueños del perro, se trataban de papá y mamá uno al otro. Entonces dijo lleno de esperanza...llevame con mamá Feeling!

El perro paró las orejas, dió media vuelta...y avanzó decidido...El lo siguió.

"Tal vez", el perro entendió lo que decía. "Tal vez", sólo quiso volver. Pero cuando ya entrada la noche, se encontró a salvo dentro de la casa, pensó que si no hubiera sido por los "tal vez", quizás no se hubiera perdido...o "tal vez" nunca hubiera sido capaz de volver...y hubieran encontrado su cadaver en el bosque..."tal vez" con el perro al lado...

lunes, enero 21

Paisaje triste...


Se quedaba acurrucada en la cama. Nunca había hacho esto. Luchaba por ser como siempre, que de un salto se levantaba y ya estaba en movimiento. Pero todas sus fuerzas no alcanzaban. Llegó a pensar, si no estaba delirando su imaginación. Por que le parecía que nunca podría pegar ese salto que la volviera al pasado.

Distinto era cuando...pero no, se negó a pensar en eso. Había jurado que nunca más volvería a hacerlo. Tenía que lograr dejar esa pesadez que la invadía.

Antes...había felicidad por delante..Tal vez ese era el motor que la movía. Ahora...los sueños eran muchas veces, aunque no todas, mejores que el despertar.

Juntó todas sus fuerzas, y logró abrir los ojos y sentarse. Ahora, todo sería más fácil pensó.

Se levantó y fué hasta la pileta del baño. Se lavo la cara con agua fria, pero no se miró al espejo...no hacía falta.

Fué hasta la cocina. Se preparó un té, y aún sin abrir las persianas, se lo tomó.

Logró con dificultad, llegar al dormitorio. Sentía como si cada paso fuera un escalón que iba subiendo. Un escalón medio destartalado que se movía bajo sus pies. Hizo equilibrio para no caerse y llegó hasta la ventana. No creía poder abrirla, pero necesitaba ver la luz, sentir el sol en su piel y en sus ojos.

Después de mucho trabajo, con el impulso de sus manos doloridas, se abrió...

Reconoció el jardín...el aljibe, la glorieta. Sintió un gran alivio y hasta un poco de paz y alegría. Cuando su vista llegó a la reposera junto a los canteros de rosas, vió que alguien se sentaba.

Era una mujer vestida de blanco que le resultó muy conocida. No podía creer que..

Salió como no pensaba que era posible...con los ímpetus de antaño. Bajó los cuatro escalones que llevaban al jardín, sin siquiera pisarlos....corrió hasta llegar a la reposera...si, no había dudas . Era ella!! Era su cara de antes...cuando estaba bien y feliz. Se miró las manos...pero se iban desdibujando...gritó, pero sin sonido...la angustia le llenó el pecho...Después no supo más nada.

jueves, enero 17

Sueños que vuelan


La niña dijo...mis sueños vuelan...La madre le contestó...todos los sueños vuelan.

La niña dijo, son de colores y vuelan como mariposas...la madre preguntó...vuelven?

La niña dijo...no. La madre se quedó muy triste.

lunes, enero 14

Intuiciones


Entró a la oficina como una ráfaga de viento de verano. Rápida y calurosa. Comenzó a golpear las cosas de sus escritorio como queriendo clavarlas en sus lugares. Me acerqué y le pregunté que le pasaba. Me hizo señas con las manos de que esperara...como si quisiera recuperar el aliento. Acerqué una silla, me senté y me dispuse a escucharla.


Cuando se serenó, me dijo...Te cuento desde el principio...Le aclaré que así se empezaba.


Viste que yo siempre te digo que me vale la primera impresión...que veo una persona y si me cae mal...o no me cierra...a la larga pasa algo que me dá la razón? Bueno...otra vez me pasó.


Conocí un hombre. Vamos a decirle así. Me cayó mal de entrada. No sé...tenía todo para gustarle a cualquiera. Buen mozo, simpático, elegante, con buena conversación...


A primera vista, nada que pudiera parecer malo...pero no sé...la señal de alarma de mi intuición...no dejaba de sonar.


Bueno...luché contra la famosa alarma...me dije que eso de guiarse por esas cosas no dejaba de ser primitivo. Que una persona medianamente inteligente, fijate que no digo INTELIGENTE, digamos...dentro de lo normal..., no puede jugarse su destino a la ruleta. Que alguna vez...,me resulta dificil recordar cuando, pero creo que alguna vez, no le hice caso a la bendita alarma, y con el tiempo noté que estaba equivocada.


Comenzamos a salir...vino a conocer a mis padres...salimos de vacaciones juntos...compartimos videos y libros...todo bien.


Pero por más que yo pateaba la alarma para el costado...nada...ella seguía.


Como la relación ya se veía como sólida...lo charlé con el. Por supuesto me dijo que era cosa de chicos. Mejor dicho de chicas! Que a esta edad no iba a creer en esas tonterías. Que estaba demostrado que lo nuestro era cierto y que no había dudas.


Yo quería creerlo...pero la intuición maldita, pudo más que yo...Lo cité y se lo comuniqué. Me pidió que no tomáramos medidas sin pensarlo...que nos diéramos un tiempo...digamos un mes...y nos volviéramos a encontrar. Entonces, en un mes...te espero en casa, me dijo. Seguro de que volvería para olvidar para siempre mis alarmas tontas...


Durante los primeros días...la cosa no cambió. Yo seguía en mis trece. Pero con el tiempo... los momentos pasados, su sonrisa, sus mimos, me fueron ablandando...y empecé a extrañarlo...


Cuando faltaban seis días para el mes...eso fué ayer, me tome un taxi y fuí como una loca a su casa...en el camino, me iba reprochando haber sido tan estúpida como para creer en esas cosas, etc, etc.


Al llegar a la casa salía la señora del portero, y como me conocía, me hizo pasar...Cuando llegué a la puerta, oí risas y una voz femenina...te juro que parecía un erizo...todos los pelos de punta...Toqué el timbre insistentemente y me dí a conocer. El muy caradura abrió. Despeinado, la camisa abierta, y en el sillón...sentadita bastante acalorada y todavía con una sonrisa sexy-boba en la boca...mi mejor amiga...la de siempre, casi hermana...le decía yo.


No, no te asustes...no hice locuras...me dí media vuelta ...y tratando de no perder la dignidad...me fuí.


Bueno, le dije para consolarla, podés seguir creyendo en tu intuición!! No...me gritó. Me falló....!! No te das cuenta?...Me falló con ella!!

lunes, enero 7

El cofre

Wilham Waterhouse (1846-1917)

Solía quedarme a dormir con mis abuelos maternos. El abuelo me preparaba una cama que el llamaba "nidito", en una habitación al lado de la de ellos. Yo dormía hasta que por la mañana, oía carraspear a mi abuela . Corría y me asomaba a su puerta. Ella levantaba la ropa de cama y me hacía lugar a su lado. El abuelo ya estaba trabajando, y esos momentos con mi abuela, que no era muy demostrativa, son los que más recuerdo. Una de esas mañanas, noté un pequeño cofre junto a la radio capilla que tenían en el dormitorio. Nunca había visto uno tan lindo. Le dije a la abuela que era muy lindo. Ella me contestó...ah, si, es muy viejo. Sólo eso. Y noté algo de tristeza en su voz. Cuando la miré me sonrió y me instó a levantarme.



Pasó mucho tiempo...Ya era una jovencita...y no recordaba el cofrecito...hasta que lo ví nuevamente, esta vez, en la mesa de luz de la abuela. Ya más atrevida, intenté abrirlo para verlo por dentro. Estaba cerrado con llave.



Me quedé intrigada...pero en esa época los nietos tratábamos de usted a los abuelos, y no nos atrevíamos mucho a preguntar.



Una vez...estando en casa de una tia, hermana de mamá, buscando unos libros, encontré un cuaderno, con una escritura muy parecida a la de mi madre. Pensando que era algo que había escrito para la escuela, cuando era chica, me puse a leer. Era casi un recordatorio. Un apunte como para no olvidarse, o para que nadie olvidara.



A medida que leía, comprendí que no era la letra de mi madre...si no la de mi abuela. Los tiempos y los paisajes, correspondían a una niñez más lejana.



Se trataba de la historia de un hombre destinado a sacerdote, que había desistido de serlo. Se había enamorado de una joven. Esta tuvo un hijo suyo y los padres la mandaron lejos...como era usual en esa época. Pasaron tres años...y el conoció a otra mujer. Se casaron. A los dos años...no estaba la explicación de cómo, se enteraron de que la joven madre había muerto casi enseguida de dar a luz, que el niño recién nacido fué criado por unos campesinos...y que este niño, había muerto a los cinco años, el día anterior.


Decidieron, de común acuerdo, ir a buscarlo, para enterrarlo cerca de ellos.


Hicieron un largo viaje hasta el lejano lugar. Y para apurar trámites, y quizás dinero que no tenían, decidieron traerlo en brazos en el carruaje. Imagínense a esta joven mujer, casi recién casada, que por amor a su marido, hizo tantas leguas con un niño muerto en brazos...fingiendo que estaba enfermo!!


En el final, el relato mencionaba un pequeño anillo y una cinta azul, que era todo lo que quedaba de ese niño.


No parecía ficción. Como dije, parecía escrito con fidelidad y con detalles como para el recuerdo.


Guardé el manuscrito en su lugar., pero nunca olvidé la historia.


Mi abuela murió a los 92 años. Yo ya tenía nietos...Cuando una de mis tias me dijo si quería algún recuerdo de ella, yo pedí el cofrecito. Nadie preguntó por que y me lo dieron.


Seguía cerrado. Lo conservé , por respeto de esa manera por un tiempo. Pero un día, sin poder parar mi curiosidad, lo forcé.


En su interior, había una cinta desteñida y un pequeño anillo. También una foto amarillenta de una pareja joven. Cuando pude verla mejor...noté que eran mis bisabuelos.